Me encontraba solo en el primer anillo de seguridad, solo tenia mi arma, el radio y el afiche de una modelo muy sexy pegado en la pared. Apenas empezaba la noche y esta pintaba muy oscura. Había olvidado poner la cadena de la entrada asi que la puse en su lugar. Odiaba hacerlo. De tanto estar al sol y ala lluvia, esta se había oxidado y además pesaba una maldita tonelada. Tome un cigarrillo y lo encendi. Teniamos prohibido fumar por que revelabamos nuestra posición. Así que camine de un lado a otro imaginando que debia ser una pesadilla para cualquier francotirador. Lo termine y me dieron unas ganas terribles de fumar otro, así que me escondi tras un frondoso árbol. Hacia frio, y recordé mi cama. En ese momento no pensé en nada más. A lo lejos se acercaban tres autos, cada uno mantenia una Corta distancia uno del otro. Se me hizo muy extraño, llegaron al cruce de vías y siguieron directo hacia donde me encontraba. Escupi el cigarrillo y busque mi fusil, estaba helado, lo cargue y quite el seguro. Se detuvieron frente a la cadena, abrieron las puertas y aparecieron dos hombres. Uno de ellos miro para todos lados buscándome, camino unos pasos para quitar la pesada cadena. Cargue mi arma en silencio y Sin pensarlo salte de las sombras con mi arma cargada, los mire como los leones ven a las gacelas. Aseguraron ser altos mandos. No les creí una sola palabra, estaba dispuesto a todo. Pero ellos eran muchos y yo estaba solo en la noche. El dedo empezó a temblar, pero yo seguía firme. Con tantos farsantes por ahí no podía simplemente confiar así nada más. De repente sonó mi radio informando que el comandante de estado llegaría de visita, me dieron las placas de los vehículos y las corrobore todas, letra por letra y número por número. Tire la cadena al suelo para que siguieran, me hubiera en un lado mientras los autos ponían en marcha los motores. El último auto avanzó y se detuvo justo a mi lado, bajo el cristal.
Eres un buen soldado dijo una voz muy adentro.
Los autos se fueron sin saber que estaba fumando.
eraidal 